
Elizabeth Guerrero San Martin, madre de SofÃa Allende Guerrero
Santiago de Chile
Soy la madre de SofÃa y quiero contarles mi historia de vida junto a la enfermedad de mi hija. Ella era una niña sanita, nunca le habÃa sucedido nada grave. Hasta que un dÃa del 2010, cuando tenÃa 3 años Un dÃa en el año 2010 presentó fiebre, era primera vez que le habÃa dado, lo encontré extraño y la llevamos al Hospital Exequiel González Cortes; ahà me dijeron que habÃa que operarla porque tenÃa un virus en la rodilla. Para mi fue tan fuerte saber que mi niña tendrÃa que pasar por algo asÃ, lloré mucho, no me lo podÃa explicar, ¿por qué a ella? Era la única pregunta que me hacÃa en ese momento. Ahà estuvo tres semanas hospitalizada.
Después seguimos yendo al Hospital, le hicimos varios exámenes que no nos decÃan nada. En Agosto del año 2011 se cayó, cuando estaba intentando volver a caminar; se fracturó el fémur y estuvo un mes con yeso de la cintura hasta la punta de los pies. Sentà que Dios nos estaba defraudando, que no estaba acompañando a mi hija. En Noviembre nos enteramos que tiene la enfermedad llamada Artritis Idiopática Juvenil, para mi fue lo peor, no hallaba explicación, sentà que todo nos estaba saliendo mal, ¿Por qué a ella? Si es tan chiquitita, ¿Por qué?; Pero me tocó una doctora tan buena, la Doctora Ximena Norambuena, ella me explicó bien lo que pasarÃa, me dejo más tranquila.
Para el verano la situación se puso más difÃcil, se le hinchaban los dedos de los pies. Ahora puedo decir que ya esta bien, sé que no puede dejar sus medicamentos, pero le pedÃa tanto a la Virgen, ella me podÃa comprender mejor que nadie y me cumplió. Ahora, agradezco a Dios por haberme tenido la confianza de darme una hija con esta enfermedad, creo profundamente en dicha confianza y busco hacer lo mejor posible.
Formamos parte de una familia espectacular, ANACROJ, hemos encontrado un gran apoyo y las respuestas a las dudas que tenÃamos como familia, es un lugar excepcional, donde como madre puedo compartir mi experiencia con los demás, he aprendido a vivir con esta enfermedad y a no verla tan difÃcil.

La historia de Laurita
La Serena, Coquimbo, Chile.
Hace tres años, Dios puso en mi camino una prueba, que con el pasar del tiempo se convertirÃa en mi Gran Misión De Vida.
Laurita, mi hija menor de tres hermanitos que en ese entonces tenÃa 1 año de vida, comenzaba a tener sÃntomas de una llamada enfermedad silenciosa. Su marcha no era estable y comencé a notar molestia en sus rodillas. De un dÃa para otro, presentaba ambas rodillas con evidente inflamación, casi del tamaño de una pelota de tenis, y extensión limitada, sus pequeñas piernas estaban en un ángulo 90°. El dolor era tal, que no podÃa mantenerse de pie ni un segundo.
Hice la observación a la pediatra del consultorio y ella de manera urgente la envió al hospital San Pablo de Coquimbo, donde estuvo hospitalizada 13 dÃas sin diagnóstico aparente. Pasaron los meses y comenzó a tener dolor e inflamación en ambas manitos, sumándose los dedos de los pies y tobillos.
No habÃa dÃa o noche que no llorara de dolor y yo sin saber qué hacer. El dÃa de control con la fisiatra en el ya nombrado recinto hospitalario, la especialista dice «hacerle terapia en su condición serÃa hacerle más daño». Ubicó al médico de cabecera para que hiciera una interconsulta y pudieran derivarla al hospital de niños Dr. Roberto del RÃo en Santiago.
Una señora me dijo que buscara la Corporación Volar, que quizás ellos podrÃan ayudarme. Hablé con la señora Carmen y me comentó que mi hija podrÃa tener una enfermedad reumática, pero que ellos sólo tenÃan adultos en su grupo. Fue asà como llegué a mi primer ángel, Rosa Inés Montero Barra y conocà ‪#‎Anacroj. Ella apuró el trámite para que llegara rápido la citación de Santiago y me preparó para la noticia que recibirÃa en Enero del año 2014.
Llegamos al hospital, bastó con decirle los sÃntomas a la Dra y darle una mirada rápida a sus articulaciones para darme el diagnóstico definitivo: Artritis. Lloré de coraje y fue la única vez que pregunté a Dios porque a mi hija y no a mÃ.
Desde entonces, comenzamos la lucha, medicamentos, viajes largos, exámenes, mil cosas nuevas entre ellas, el ingreso a la ‪#‎TeletónCoquimbo, donde nos recibieron con mucho amor, paciencia y dedicación. Más ángeles en nuestras vidas.
En junio, ya los medicamentos no surtÃan efecto y comenzó con falta de extensión en brazos, poca movilidad en el cuello, y otra maravillosa doctora dijo «probemos con un biológico». Buscando, preguntando, llegué a tener el valor en mis manos y urgÃa ver tranquila y sin dolor a mi pequeña. Aparecieron más ángeles en nuestro camino, muchos de ellos anónimos. Peso a peso fuimos juntando hasta comprar las primeras dosis. De eso ya hace un año, un año donde Laurita ya no tiene crisis, dolor ni rigidez, y gracias a eso hoy mi pequeña puede ponerse de pie, caminar y correr, escribir, dibujar, abrir llaves de paso, puertas… UN MILAGRO.
Hemos luchado incansablemente y seguiremos hasta el final porque la mayor muestra de fuerza y voluntad la tiene ella, pero que quede claro, un niño con artritis no es un cacho, es una bendición por quien vale la pena dejar los pies y la vida si es necesario en la calle.
Con amor, les envÃa un beso enorme y recuerden: no opine de mala manera, si no lo ha vivido.
GRACIAS